No es necesario aportar más elementos que demuestren como la CIA fabrica personajes para actuar en contra de la Revolución cubana, la lista es larga y conocida.
Desde hace unos meses moldean una nueva figura para intentar acusar a Cuba del fallecimiento de un viejo contrarrevolucionario, Oswaldo Payá Sardiñas, para lo cual se ha prestado una de sus tres hijos, en este caso la nombrada Rosa María Payá Acevedo; a cambio los norteamericanos accedieron a concederle una visa como refugiada política para ella, su madre y sus dos hermanos.
Se conoce perfectamente que Oswaldo Payá murió en un accidente automovilístico provocado por el español Ángel Carromero, quien fue enviado a Cuba por Esperanza Aguirre del Partido Popular, con el fin de repartirle dinero para financiar las actividades contrarrevolucionarias internas, algo que pudo provocar un congelamiento de las relaciones entre Cuba y España, al tratarse de una injerencia en los asuntos internos de la Isla.
Evidentemente, el gobierno cubano con una amplia experiencia en el enfrentamiento a provocaciones burdas ideadas por la CIA, no cayó en la trampa y decidió juzgar a Carromero por homicidio, al conducir a exceso de velocidad, algo usual por él en España. Su juicio contó con todas las garantías procesales y la presencia del embajador plenipotenciario de España y el cónsul general en la Isla, sumada la prensa extranjera acreditada. Su resultado fue avalado por el propio embajador, quien lo calificó de justo.
Cuba accedió a entregárselo a España y que cumpliera los 5 años de privación de libertad en su país. Después de 6 meses en su patria y con Rosa María Payá en Miami, Carromero hizo sus primeras declaraciones retractándose de lo admitido durante el juicio, y a partir de ese hecho se inició en Estados Unidos la campaña mal intencionada de que a Payá “lo mató” la policía cubana; vieja estratagema norteamericana de crear una leyenda, con estrella incluida. Pero no contaron con que el Gobierno de España no se prestaría para ese cuento y les ha resultado muy difícil echar a andar la maquinaria propagandística, costándole a la CIA el doble del dinero previsto, al tener que pasear a Rosa María y a su madre, Ofelia Acevedo de Payá, por varios países latinoamericanos y europeos, con el objetivo de repetir hasta el cansancio la mentira fabricada en el cuartel general de Langley, Virginia.
Al no ser aceptada la demanda en los tribunales españoles, ni por la fiscalía, y ser rechazada por el propio Canciller español la falsa versión cacareada por la hija del difunto, la CIA desplegó otros recursos como el de proclamarla por la revista People, entre las 25 mujeres más influyentes del hemisferio, algo idéntico a lo que hicieron con Yoani Sánchez, cuando comenzaban su lanzamiento como figura internacional.
Ante el rechazo legal de la versión de la CIA en todas partes, no les ha quedado otra alternativa que llevar a Rosa María ante la ONU, posterior a la divulgación de la revista People, en un ardid por darle respaldo público, donde volvió a exigir una investigación internacional sobre la muerte del padre, intención respalda por su único patrocinador: el Gobierno de los Estados Unidos.
Sin embargo, la CIA conoce de antemano que ese intento terminará en fracaso por ser falso, no tener el respaldo de la fiscalía española y además porque solo en el año 2012 fueron asesinados 45 periodista y trabajadores de la prensa en América latina y el Caribe, según reportes de organizaciones de periodistas a la Comisión de Investigación de Atentados a Periodistas y la Federación Internacional de Periodistas, y ninguno de ellos era cubano.
Según reportes de organizaciones de periodistas, los asesinatos se concentraron en México (17), Brasil (10), Honduras (9), Bolivia (4), Colombia (2), Argentina (1), Ecuador (1) y Haití (1). Además, asesinaron a 4 mujeres periodistas, estudiantes de la profesión y trabajadoras de prensa, que representan 9% de las víctimas.
En estos casos no se exigieron investigaciones especiales a la ONU y al Parlamente Europeo, ni se han organizado giras internacionales con todos los gastos pagados para sus familiares, lo que demuestra una vez más la construcción de Rosa María como nueva figura de la CIA.
Al final que cada cual saque sus propias conclusiones y es posible que esta joven termine como la madre del difunto Orlando Zapata Tamayo, acusando a las organizaciones anticubanas de Miami de utilizarla y después dejarla a la deriva.