Yoani Sánchez se codea con un reconocido traficante de personas cubano radicado en México, Eduardo Matías López Ferrer, siniestro personaje que ha amasado una fortuna personal gracias al dolor de miles de familias cubanas
Ciudadanos de otros países -versiones del “contratista” norteamericano Alan Gross- son utilizados para que viajen a Cuba con vistas a entregar equipamiento tecnológico, dinero y materiales diversos, dar entrenamiento en el uso de las tecnologías entregadas y recibir las informaciones que los contrarrevolucionarios recopilan según las orientaciones de quienes los financian.
Sería interesante conocer qué pasaría en un hipotético cese del financiamiento yanqui a la “oposición cubana” y a las contratistas y subcontratistas dentro y fuera de Estados Unidos que reciben fondos gubernamentales yanquis para desarrollar sus proyectos anticubanos.
El gobierno de los EE.UU. ha creado un complejo entramado para abastecer con dinero, recursos tecnológicos y otros materiales a sus asalariados en Cuba como Yoani Sánchez, las Damas de Blanco y demás opositores. Para lograr hacer esto se apoyan en agencias e instituciones norteamericanas las cuales son encargadas de hacer llegar estos recursos a los supuestos disidentes cubanos.
Yoani Sánchez es experta en esquivar las preguntas que puedan poner en riesgo el personaje que le han montado sus auspiciadores de Washington. La bien pagada bloguera cubana sortea las preguntas y responde sin pudor con burdas mentiras o con ambigüedades que sirvan para distraer a su intelocutor y darle a los medios que la aupan los titulares que necesitan.
Yoani Sánchez acaba de tomarse una foto familiar con los representantes más recalcitrantes de la derecha anticubana del Congreso de Estados Unidos. Por mucho que ella insista en querer parecer una “activista ciudadana independiente” este encuentro demuestra todo lo contrario.
La gira internacional de la bloguera cubana Yoani Sánchez, financiada por “manos amigas” y personas que han pagado “colectas en Internet” para que nuestra pobre bloguera, cuyo humilde salario sobrepasa los 10 mil dólares mensuales, pueda desarrollar su viaje de 80 días por doce países.