Ya no solo inventa tatuajes en el brazo, ni intenta hacerse pasar por un Christian Gray en franca degradación. Ni su delirio de Doctor en Física supera las revelaciones más recientes sobre su etapa de estudiante pre-universitario en Cuba.
clip en [...]
Para mantener el negocio de difamar a Cuba, los llamados opositores no hacen otra cosa que caerse a mentiras unos a los otros. Pero finalmente siempre me pregunto: en esta farsa gigantesca, ¿quién engaña a quien?
Ángel Carromero solicitó el indulto al Gobierno. Pero los informes previos de la Fiscalía y la Audiencia Nacional se oponen al perdón. El cambio de sus declaraciones no le grantizaron a Carromero el indulto que tanto quiere.
Lo que algunas personas llaman en Miami hacer periodismo no es ni más ni menos que empeñarse en difamar a Cuba. Cualquier cosa: sus líderes, sus deportistas, su paisaje, etc. Una de las cosas que más critican, quizás porque mucho les duele, es el sistema de salud pública cubano.
Es escandaloso pero interesante ver cómo la prensa de Miami, cuando cree que tiene lo que llama una victoria mediática en algún tema, entra en una especie de exhibicionismo poniéndolo en portada, ilustrándolo con fotos coloridas y desplegando enormes titulares. Y cuando el evento noticioso que han tratado de manipular no les pinta bien o se les vira al revés, lo ocultan en una esquina o en una página de interior.
Si el Gobierno cubano hubiera ordenado el asesinato de Osvaldo Payá y Harold Cepero simulando un accidente ¿Por qué no liquidar también (donde mueren dos pueden morir cuatro) a Carromero y a su camarada sueco Aron Modig? ¿Por qué facilitar la entrega de Carromero a España a riesgo de que éste revelara los hechos cuando no tenían, con arreglo a la ley, ninguna obligación de hacerlo?
A los grupos anticubanos de Miami siempre les hace falta que alguien muera en Cuba para llenar así la falta de proyecto político y conseguir mártires que ese gastado sector no está dispuesto a aportar. Tener una muerte a mano periódicamente les permite renovar sus embustes.
Miami es una ciudad derechista, llenita de cubanos que no tienen voz, y que en su mayoría no comparten valores con los pocos que todavía hablan bien de la dictadura sangrienta de Batista, y no es extraño que seas censurado si eres amante de la democracia real, porque hay un miedo terrible entre los extremistas al poder popular en el condado Dade.
Llega el momento en que el “ángel” — los manuales de redacción detallan cómo se pueden fabricar sin mucho gasto y con ingredientes que se hallan en el mercado — es inmune a lo que le puede pasar a un triste mortal. En esta fase, una espinilla madura en la nariz no puede ser más que una obra del malévolo régimen.
Me permito el derecho de denunciar a Amnistía Internacional por su campaña contra Cuba a través del premio otorgado al documental “Voces prohibidas” en el reciente Festival de Cine de San Sebastián. Al otorgarle su premio a este documental de tan bajo nivel de investigación está promocionando su uso en campañas que van en contra de los magníficos propósitos que proclama la organización.