Berta Soler exigió en EE.UU más sufrimiento para el pueblo cubano

Berta Soler, representante del grupo de oposición “Las Damas de Blanco”, exige en EE.UU. el mantenimiento de las sanciones económicas contra Cuba. Foto: Martí Noticias

Berta Soler, representante del grupo de oposición “Las Damas de Blanco”, exige en EE.UU. el mantenimiento de las sanciones económicas contra Cuba. Foto: Martí Noticias

Por Salim Lamrani*

Durante su gira en Estados Unidos en abril de 2013, la disidente Berta Soler, que dirige el grupo de las Damas de Blanco, se pronunció públicamente a favor del mantenimiento de las sanciones económicas contra Cuba. Durante su alocución en el Congreso, hizo partícipe de su oposición a un cambio de política por parte de Washington: “Respeto las opiniones de todo el mundo, pero la mía, la de las Damas de Blanco, es que no se levante el embargo”.

Las sanciones, vigentes desde 1960, afectan a las categorías más vulnerables de la sociedad, a saber las mujeres, los ancianos y los niños, sin afectar a los dirigentes de la nación. Por ello, la inmensa mayoría de la comunidad internacional se opone a lo que considera un anacronismo de la Guerra Fría, a la vez cruel e ineficaz. En 2012, por vigésima primera vez consecutiva, 188 naciones de las 192 de la Asamblea general de las Naciones Unidas condenaron el estado de sitio contra la población cubana.

Para justificar su posición, Soler explicó que compartía la política de hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba, agregando que era indispensable para derrocar al gobierno cubano. “Nuestro objetivo es asfixiar al gobierno cubano”, precisó. También subrayó que para ella “el embargo [era] un pretexto”, y culpó las autoridades de la isla de las dificultades económicas.

El grupo “Damas de Blanco” se creó en 2003 tras el arresto de 75 disidentes, acusados de ser financiados por el gobierno estadounidense, a quienes la justicia cubana condenó severamente. Se compone de miembros de las familias de opositores, quienes fueron liberados todos tras el acuerdo firmado entre la Iglesia Católica, España y el gobierno de La Habana en 2010.

Soler no negó estar en contacto con la diplomacia estadounidense presente en Cuba e incluso admitió recibir un apoyo por parte de la Sección de Intereses Norteamericanos de La Habana (SINA). Cuestionada al respecto, reconoció que la organización se creó bajo la égida de James Cason, jefe de la SINA en 2003, a quien no vaciló en calificar como “el padrino de las Damas de Blanco”, agradeciendo “la ayuda continua de la SINA”. La representante de las Damas de Blanco reivindica abiertamente la ayuda que proporciona Estados Unidos: “Lo más importante es que sí tenemos ese apoyo de los funcionarios [de la SINA]. Siempre hemos tenido las puertas abiertas”.

Max Lesnik, director de Radio Miami y partidario de una normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, expresó su desacuerdo con Berta Soler: “Su posición coincide con la de la extrema derecha cubana, heredera de la dictadura de Batista, que dirige el antiguo congresista Lincoln Díaz-Balart, cuyo padre era viceministro de Gobernación [Interior] de Batista. Va contra los intereses del pueblo cubano y refleja la descomposición moral de la oposición cubana. Abogar por el mantenimiento de las sanciones económicas mientras que afectan gravemente el bienestar del pueblo cubano es éticamente inaceptable. Nadie en Cuba está a favor del mantenimiento del embargo, ni siquiera los sectores más insatisfechos de la sociedad. Del mismo modo, resulta inevitable apuntar una contradicción: por un lado, Soler exige aquí, en Estados Unidos, ayuda para su grupo y por otra parte, reclama más sufrimiento para su propio pueblo, pidiendo la imposición de un bloqueo total, con la supresión de los viajes familiares y de las remesas”.

De modo más sorprendente, Soler también exigió la liberación de “todos los presos políticos”. Ahora bien, según Amnistía Internacional, actualmente no hay ni un solo preso político en Cuba. La Agencia de prensa española EFE recordó que “Cuba liberó a todos los presos que Amnistía Internacional calificó como presos de conciencia”.

La BBC de Londres lo confirma: “Se liberó a todos los presos el año pasado [2010] en virtud de un acuerdo que consiguió la Iglesia Católica Romana, y algunos de ellos se exilaron a España. Pero las Damas de Blanco siguieron manifestando a favor de otros 50 presos condenados por crímenes violentos tales como secuestros, que consideran políticos”.

Por su parte la Agencia estadounidense Associated Press señala que ésos “normalmente no deberían ser considerados como presos políticos […]. Un estudio minucioso permite ver la presencia de terroristas, secuestradores y agentes extranjeros” en la lista. Subraya que “fueron condenados por terrorismo, secuestros y otros crímenes violentos, y cuatro de ellos son antiguos militares o agentes de los servicios de inteligencia condenados por espionaje o por revelar secretos de Estado”. Algunos realizaron incursiones armadas en Cuba y al menos dos de ellos, Humberto Eladio Real Suárez y Ernesto Cruz León, son responsables de la muerte de varios civiles, respectivamente en 1994 y 1997.

Por su parte, Amnistía Internacional afirma que no puede considerar a esas personas “presos de conciencia” pues se trata de “gente juzgada por terrorismo, espionaje así como quienes intentaron e incluso lograron hacer estallar hoteles. Por supuesto no pediremos su liberación y no los calificaremos de presos de conciencia”.

Ricardo Alarcón, antiguo Presidente del Parlamento cubano, se mostró más preciso. Con respecto a las exigencias de las Damas de Blanco, preguntó lo siguiente: “¿Por qué no dicen que están pidiendo la libertad del que asesinó a Fabio di Celmo”, joven turista italiano asesinado en 1997 tras un atentado con bomba?

Por estas razones, la oposición cubana se encuentra aislada en Cuba y no dispone de ningún apoyo popular. Es la constatación lúcida que hizo Jonathan D. Farrar, antiguo jefe de la SINA, en un correo al Departamento de Estado. Según él, los disidentes “no tienen influencia en la sociedad cubana y no ofrecen una alternativa política al gobierno de Cuba”. Y los que exigen más sufrimiento para el pueblo cubano, aún menos.

*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de la Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula The Economic War Against Cuba. A Historical and Legal Perspective on the U.S. Blockade, New York, Monthly Review Press, 2013, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade.

(Publicado originalmente en Aporrea)

 

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