A fuerza de videos lastimosos y algunas historias de autocompasión publicadas en sus redes sociales, se puede decir que lo ha logrado con heces… perdón, con creces. Eso significa no solo estar en el “boom”, sino también en el “Biombo” donde se mueven los dólares que anualmente dedica el gobierno de EE.UU. para la subversión contra nuestro país.

La Hora de Cuba, una pseudo revista que nadie lee en este país, es patrocinada desde EE.UU.

Nada, que el gran Henry “Inconstantín” ya tiene su papel garantizado dentro del gran “Juego de Tronos” del mercenarismo anticubano. Supongo que la tardanza en su lanzamiento al “estrellato” haya tenido que ver con sus amenazas de salir del closet, es decir, de renunciar al papel protagónico que le alguna vez le asignaron sus mecenas allá en el norte.

A Henry le gusta el dinero y la buena vida, pero también viajar gratis y en primera clase, sobre todo a Estados Unidos, y otros países de Europa. En esos lugares ha sostenido encuentros con connotados terroristas anticubanos, tales como el conocido asesino Santiago Álvarez Magriñá. Además, le han orientado que organice proyectos “independientes” que involucren a jóvenes universitarios cubanos.

Con frecuencia ha coincido y se ha codeado con los principales cabecillas de otras organizaciones mercenarias de dudosa reputación. En este caso se puede mencionar a José Daniel Ferrer, Berta Soler, Eliecer Avila y Jorge Luis Pérez Antúnez. En síntesis: lo que más “vale” y “brilla” entre la fauna croprófaga mercenaria al servicio de la CIA.

Recientemente fue nombrado vice-presidente de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), por la mismísima periosex-celebrity Yoani Sánchez Cordero.

A nadie le importa el pasado de Henry ni la catadura moral de este pseudo-intelectual de tercera clase. Graduado de nada, con apariencia y gestos afeminados, enormes insatisfacciones profesionales y personales, sigue siendo un abusador que acostumbra a darle golpes a su esposa y a desatender a su familia, un cazador a toda costa y a todo costo, del sueño americano prometido por sus patrocinadores.