Cuba

Hipocresía en terabytes (+ Caricatura)

Hemos convenido en que Yoani Sánchez padece una mitomanía en estado avanzado.

Se conoció que Yoani Sánchez decidió no salir de casa y reportar desde el piso 14 la ampliación del servicio público de acceso a Internet desde 118 salas de navegación ubicadas a lo largo de todo el país, luego de que su propio esposo comprobara que los blogs de la “disidencia” pueden verse en las nuevas salas de Internet en Cuba.

¿Quiénes se aprovechan de la flexibilidad de las leyes cubanas?

Para las Naciones Unidas, el concepto de «Estado de derecho» ocupa un lugar central en el cometido de la Organización. Se refiere a un principio de gobierno según el cual todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a unas leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia”

“Operación Salsa”: ¿otro engendro de la CIA contra Cuba?

El gobierno de Estados Unidos podría estar preparando una nueva operación contra Cuba donde jugaría un papel esencial la llamada “disidencia” cubana. Para ello contaría con el brazo de la CIA y el apoyo de la USAID, la SINA y la participación del personal acreditado en Cuba por algunas embajadas de países aliados a EE.UU y algunas ONG europeas. A dicha operación la han denominado “Salsa”.

Cuba: globalizando la solidaridad (Parte III)

Cuba ha elaborado un programa de alfabetización que ha permitido a más de cinco millones de personas de 28 países aprender a leer, escribir y sumar. En términos de política social y de cooperación internacional esta pequeña nación demuestra que es posible contribuir a la mejora del bienestar de los más desfavorecidos del planeta, a pesar de sus recursos limitados. Los países más desarrollados deberían inspirarse en ella.

People in Need, los “disidentes” cubanos y el dinero de la NED

Alena Bocchiola (a la derecha) con una amiga de visita en Miami. Así es como ella entiende la lucha por la libertad de Cuba. Foto: Miradas encontradas

Ciudadanos de otros países -versiones del “contratista” norteamericano Alan Gross- son utilizados para que viajen a Cuba con vistas a entregar equipamiento tecnológico, dinero y materiales diversos, dar entrenamiento en el uso de las tecnologías entregadas y recibir las informaciones que los contrarrevolucionarios recopilan según las orientaciones de quienes los financian.