Otra vez ponen en duda la legitimidad de Yoani Sánchez. Su constante llanto no logra convencer a nadie. Esta vez es es el bloguero Fabio Baccaglioni quien pone al descubierto las muchas contradicciones en el personaje que ha montado la ” víctima” que gana miles de dólares.
La estrategia de marketing de ese producto de la CIA, llamado Yoani Sánchez consiste, tal y como suele hacerse con los perfumes y la Coca Cola, en seguir ofreciendo el mismo contenido pero en otro frasco.
Ella interpreta el papel principal en un espectáculo de circo grotesco que está exponiendo la hipocresía de estos supuestos campeones de los derechos humanos y sus vínculos con los intereses imperialistas.
Ningún medio de prensa importante en los Estados Unidos reflejó la ironía de que la más famosa disidente de Cuba planteara criterios similares a los que ha expuesto históricamente el gobierno cubano. Eliminen el embargo, liberen a los Cinco, permitan que los norteamericanos viajen a Cuba, y retírense de Guantánamo.
Yoani Sánchez muy complacida de haberse reunido con los mismos miembros de la Cámara de Representantes que han hecho todo lo posible porque el bloqueo continúe. Su odio visceral por el gobierno cubano es suficiente para que los congresistas anticubanos la lisonjearan.
Yoani quiere que Cuba avance hacia la “democracia” ayudada por quiénes desde Estados Unidos alientan todo tipo de crímenes contra su país desde secuestros hasta atentados con bombas. Para ella -evidentemente- el fin justifica los medios.
Un artículo publicado hoy en el diario alternativo Counterpunch hace muy buenas preguntas sobre la gira de Yoani Sánchez por Estados Unidos y el anunciado homenaje que le harán en Miami.
La bloguera, tal como nos tiene acostumbrados, hizo reformas a su discurso sobre el bloqueo de acuerdo al público del momento. En entrevista con TV Martí dijo que no está de acuerdo en que se levante sin establecer previas condiciones.
Yoani Sánchez acaba de tomarse una foto familiar con los representantes más recalcitrantes de la derecha anticubana del Congreso de Estados Unidos. Por mucho que ella insista en querer parecer una “activista ciudadana independiente” este encuentro demuestra todo lo contrario.